De CAUCE DE TIEMPO
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(...) Amelia del Castillo transita con transparencia y delicadeza los territorios de la intimidad, a los que incorpora un comedido temblor existencial...

Carlos Espinosa Domínguez



MEDITACIÓN

Déjame hablarte con la voz
que se ha dormido en la palabra.
Déjame andar caminos largos,
déjame abrazarme a la luz
sin más yo que este yo liviano
que me sembraron en el alma.

Dibujaré al pasar un círculo,
extenderé mis manos libres
de ayer y de hoy y de mañana,
me iré en el viaje de los siglos
hasta el principio de mi paso.

Luego, regálame el regreso,
regálame la flor, la estrella,
la brisa, el ala: lo infinito
que me devuelva, otra vez, niña,
hasta tu lado.


REGRESO

Regreso del olvido
con el cansancio gris de los silencios.
¡Qué soledad de ideas y de lluvia!
Quizá la húmeda tierra repitiéndose
y la nube estrujada
e inútil el sonido del relámpago.
Acaso
la brisa descolgándose de brisa,
el madero olvidado,
y desde el mar la voz de otros que fueron
solitarios de ideas y de lluvia.
Y siempre igual:
regresar del olvido y abrazarse
al ya casi recuerdo
que es el hoy.


CASI YO

Estoy casi de vuelta.
Sin bagaje. Náufrago de la noche.
Casi abierta.
A mi lado se acuesta –como un perro–
la sombra del desvelo de mí misma.
¡Cómo me llama el tiempo que no ha sido!
A él voy como al regreso,
como a la mar el río.
Y se rompen estrellas
sobre la noche blanca
como se rompe en llanto una sonrisa...

Estoy casi de vuelta
aunque no me haya ido...


Y FUE...

Y fue la esencia que no tuve,
el asombro de un alba sin medida,
la luz de los silencios y el silencio
del galopar insomne de un latido.
Y fue más.
Y fue más de mí misma desde el surco
aflorando en la voz que no era mía.
Centinela del sueño,
la palabra,
descubriendo al poeta.


ALEJAMIENTO

Te busco con el hambre suelta
y el ansia de encontrarte fija
siempre en mis dos manos abiertas.
Te busco en el dolor callado
y en el vacío de la fiesta.

No sé por qué te busco… ¿Acaso
me estoy buscanto en ti?
¿Acaso
la pequeñez me falta de estar muerta?


VARIANTES DEL HOY I

¿Sabes, amor, que el corazón es blanco?
¿Que hay picachos de sueños
amaneciendo sombras?
¿Que es campana el silencio
y mariposa amiga la tristeza?

No,
no me hables hoy de lumbres apagadas,
del junco que se quiebra,
de la piedra de río...
Hoy yo quiero ser mar,
gaviota, enredadera,
espuma, música, destello.

No,
hoy no quiero ser roble ni ser surco.
Déjame ser el pétalo,
déjame ser semilla.


VARIANTES DEL HOY-II

No te asomes a mi ahora
con tus ojos de ayer.
Siénteme gastada de caminos,
rica de sombras y de luz madura.
Sabia de vivencias, creyente, plena,
empinada, abierta, anochecida.

Mírame con los ojos del hoy.
El hoy tuyo y el mío y el de todos.
El hoy que no se arredra ni se vence,
desasido del mañana incierto,
del sueño inútil,
del miedo a ser y no ser

El hoy de cada día que me habla
desde el azogue exacto que no sabe
de ayer, ni de mañanas.


VARIANTES DEL HOY III

Hoy no tengo prisa de ser.
Hoy se ha quitado la angustia
su vestido de “cuándo”
y va ligera, desasida,
dejándome las huellas de su “y qué”.

Hoy no tengo prisa de ser.
Quizá se me ha escapado del alma
de su rincón de siempre
y está aquí y allá...
¿Nos deja el alma sólo en el regreso?
¿Cómo sé yo que no es regreso
esta ausencia de estar,
esta pristina albura
sin voz en las orillas del silencio?

Déjame.
Déjame hoy con mi sinprisa,
con este volver a mí por el camino
de todas las palabras que no dije,
de todo el corazón que me he negado
cuando, con prisa, quise ser.


DESPUÉS

Después de tanta vida me quedará en la palma
–como un naipe marcado–
otra vida, otra suerte.
Y ya no reirá el tiempo mordiéndome las prisas.
El círculo, cerrado.
Uno a uno, en su sitio, los nombres de juguete,
y este tedio de serme muñeco de mil caras
echado como un perro sin sed.

Después de tanta vida, la vida de saberme
más yo… Amanecida, plena,
con un asombro niño creciéndome por dentro
y por dentro vacía de todo lo que he sido
acaso sin saberlo.
Creciéndole a mi nada un río de palabras
no dichas, no sabidas: las claras, las inéditas
palabras golondrinas
que invernaron de espaldas a mi jaula.

¡Qué regalo de vida
sin hambre, sin agujas, sin látigos, sin riendas,
sin ahoras ni luegos después de tanta vida!


HAY UN MOMENTO

Hay un momento
para ahogar las palabras,
para reír a llanto contenido
y llorar a flor y a campanadas.
Para viajar a pelo, a rienda suelta.
Para volver o alejarse de espaldas
a uno mismo.
para hoy y mañana.
Para siempre.
Para ser y no ser hay un momento.


PORQUE

Porque mi vida empieza en el silencio
de todo lo que callo sin olvido,
porque el silencio es hambre y la palabra
es flecha y pez y pájaro extraviado,
porque quedan los ojos de los muertos
mirándonos sin prisa las espaldas,
por el niño empinado,
por el llanto sin luz de los ancianos,
porque soy sin saber por qué
ni hasta qué muerte...
Porque sí, sin cartilla y sin anzuelo
me doy, me estreno, me desato
el hilo sin medida que me sobra
y soy yo para siempre, sin motivo
y soy yo desde siempre
sin razones.


SOLEDAD

Me llegó por el tiempo –sin aviso–
la soledad doliéndome.
Como felino hambriento, astutamente,
arañando mi puerta.
Y fue tiempo en el tiempo
lamiéndome una a una las ausencias,
silenciando las voces,
humediciéndome las risas.

Ya no hay filo en las horas. Ya no hay lanzas
ni cuchillos desnudos:
Hay un llanto de niño en la garganta
de los patios vacíos.


POR EL CAMINO

Por el camino
el siempre reguero de mí misma
madurándose al tiempo.
Por el camino largo.
Hipnótico
espejo de inquietudes,
aro iris de sueños, jaula
de noche abierta al sol.
Germinada palabra sin brisa que la lleve
y la traiga y la desciña.

Por el camino
el siempre recuerdo estremecido
afilándome agujas,
desajustando esferas y sonidos.
Organillero insomne de una siempre
espera rediviva.
Por el camino largo, ajeno
y siempre mío.


ARCANO

Estabas lejos...
Allá donde la sombra es blanca,
allá donde se duerme el tiempo.
Había en tu sonrisa
nombres lejanos, flores, ansias
de rehacer caminos viejos.
No pude acompañarte, madre.
¡Era tan leve la pisada
de tu planta y y era tan pura
la casi ciega claridad de tus pupilas!

Estabas lejos...
Alla donde llegaste a solas
con la sonrisa hecha palabra.
No quise detener tu vuelo
con la raigambre de mis lágrimas.
Yo estaba
sin estar, contigo y tú,
¿con quién estabas, madre?


VISITA AL PASO

Pasarán con desgano rehuyendo el recuerdo
de mi cuerpo vacío.
Volverán las miradas arañando el silencio
de las tarjas hirvientes.
Una espina quebrada les dolerá por dentro
recordando algo mío
y apurarán la marcha con la mentira abierta
de la vida, del tiempo que se escapa.

Quedarán impasibles las hileras de nombres.
Se empolvará lo inútil de la excusa piadosa
y algún día -¿quién sabe?- se detendrán al paso,
les dolerá una lágrima,
y a mi cuerpo vacío le nacerá una rosa
como un rojo milagro.


TEDIO DE TODOS LOS DIAS

Este vivir a ratos,
este afanoso tedio de tarea cumplida...
¡Si me atreviera a soltar los hilos
del amarillo nudo programado!
Si me atreviera...,
girarían los minuteros dislocando las horas
y las ahoras al día
y el día al tiempo desatado.
¡Qué fiesta de horas mías
desligadas de esferas!
¡Qué de surcos abiertos y semillas hambrientas!
¡Qué caminos de ideas y música y palabras,
si me atreviera!


Y NO SABEN

Y no comprenden...
Apenas el salobre balbuceo
de abiertas caracolas.
Apenas
otro filo, otra angustia, otro silencio.
Apenas otra yo.
Y no comprenden la tristeza
que va enredándose hasta hacerse duelo.
Y no saben, no saben...
¿Cómo saber que de tan sola
se me murió la soledad por dentro?


LA CARICIA PERDIDA

Hoy tengo abiertas ansias de encotrar la caricia
que me bese por dentro.
La caricia perdida que no sabe de manos,
ni de piel, ni de bocas.
La que aflora detrás de la pupila
y se da en un silencio
La que acaso se oculta en las estrellas pálidas,
y en las flores marchitas,
y en las hojas revueltas.
La caricia perdida que no sabe
de estas ansias abiertas que la buscan al paso.
(Inútilmente ansioso cazador de sus huellas)


AUSENCIAS

Estoy en el camino de tu ausencia,
atardeciéndome a tu sombra esquiva
golpéndome a tu ahora.
¡Qué importa que se empolven mis silencios
si me crecen palabras como hiedra
¡Qué importa que se enreden en el tiempo
los hilos de mi vida!
¡Qué importa!
Me empinaré tan alto en el recuerdo
que llegarás a mí sin alcanzarme
y quebrarás espejos a tu paso
por el camino de mi ausencia.


ABEJORRO

Yo tengo un corazón de junco.
Un corazón de asombros rescatados
que se dobla y se empina,
Que se encoge
a miedos inconclusos y a silencios.
Abejorro de tiempo sin medida
mi corazón al aire,
mi corazón de junco estremecido,
mi corazón enredadera,
mi corazón de estrenos
milenarios


EL SUYO

Truene el hombre o llueva la agonía
mi corazón irá a su ritmo, el suyo.
Ni el aguijón del miedo
ni tú ni el otro ni el latido
del mundo.
Sólo el suyo
embridará su paso y cuando cese
–quién sabe cuándo y dónde
y por qué alivio–
sin resabios de tiempo
ni premuras
recogerá sus velas para serme
más leve cuanto más inmóvil,
más mío cuanto más lejano


PESCA

He tirado mis redes
hambrientas de redada de minutos:
un minuto de amor,
acaso alguno de esperanza
o de ternura.
He tirado mis redes
para jugar con peces de segundos
escapados al tiempo
¿Sabes..?
Ya no aguantan mis redes
la soñolienta carga de las horas.


NO SÉ

Por el costado azul de mi alegría
me suben aguijones de tu ausencia
y hay un nudo de angustia en cada brizna
de ayer en el recuerdo.

No sé por qué caminos ni en qué aurora
se escaparán mis pájaros de tiempo.
No sé en que playa dejaré el madero
lacerado y salobre.
No sé qué brisa cantará a mi paso.
No sé qué cielop romperá arco iris
y en lluvia de colores fragmentados
me bañará el olvido.


RUMBO SUR

Hace tiempo que vago por mi sombra,
abierta a surcos de mi voz gemela.
¿Quién soy? ¿Acaso ella?
¿La que dibuja mi perfil al paso
y me achica y me agranda y me desciñe
temerosa quizás de ser yo misma?

Hace tiempo que vago por mi sombra...
Mi sombra y yo apresando un mismo rumbo,
el del pájaro hambriento de caminos,
el del mar y la luz.
El del regreso.
El de espejos quebrados y arco iris
y palabras al viento.


SOLILOQUIO

Déjame hablarte, sombra
que andas conmigo cuando el sol me baña.
¡No te pierda la noche!
Hay para ti un rincón
junto al recuerdo, junto al tibio desvelo
de mi almohada.
Déjame hablarte, sombra...
¿Recuerdas aquel verde jineteado
y las manchas de luz sobre la caña?
Yo, sobre mi potro inquieto,
tú, dibujando sus pisadas.
En el viento la risa y en el campo
olor a yerba húmeda y a tierra.
El hoy muy largo y el mañana cierto.

Déjame hablarte, sombra que de siempre
vas siguiendo mis pasos.
¿Quién me conoce más que tú si tienes
perfiles de mi risa y de mi llanto?
Déjame hablarte, sombra.
Déjame en ti vaciarme.


FUGA

Estoy bajo tu sombra
y tu sombra no es mía.
Se fuga con la brisa y con brisa dibuja
ramajes juguetones, caprichosas figuras
sobre la yerba tibia.
El sol te va moviendo y hasta el sol va tu entrega
dejándome el capricho de seguirte en el tiempo,
pero el tiempo se pierde más allá de ti misma
descolgando el silencio
sobre la yerba fría.

¿Quién soy, quién eres? ¿Adónde vas cuando en el sol te pierdes?
¿Adónde, sombra, te llevas mi sombra?
¿O soy yo la que se va perdiendo?
No sé
. pero estoy sola y está solo el ramaje
que se empolva de ausencias sobre la yerba húmeda.


INTERROGANTE

Dime tú,
la de los ojos negros como penas
y la sonrisa extrña
–recién nacida y vieja–,
la que camina a ratos mis desvelos
y desanda los rumbos
de mis manos cansadas y de mi plant
inquieta.
La que sigue mis pasos y dibuja mi sombra
con perfiles gemelos.

Dime tú,
celadora acaso de respuestas,
si estamos de regreso o es que vamos
como las hojas sueltas,
como el amor y el tiempo,
como asustada estrella que desciende
sin saber dónde terminará
su vuelo.


CANSANCIO

Estoy cansada.
Con el cansancio de los mares
después de la tormenta.
Con el cansancio de la lluvia larga
y de las piedras.


Si me aleteara un pájaro en el alma
se me ahogarían trinos por las venas.
Si me alcanzara el tiempo
–cachorro juguetón en mi pereza–
se tendería quieto, quieto
junto al cansancio de mis plantas quietas.

Estoy cansada.
Con el cansancio de vagar conmigo
–casi extranjera de este cansancio
sin razón ni prisa–
con el cansancio de las hojas sueltas
que van y vienen caprichosamente
acaso sin saber que ya están muertas.

Estoy cansada
de este cansancio que es estar despierta.


ALIANZA

No,
no anochezcas su paso,
no desgarres su aguda transparencia.
Deja que la palabra atraviese montañas,
deja que viaje intrépida
sobre el lomo del tiempo
horadando el silencio milenario
de las piedras y de los sordos de alma.
Deja que vuele, tan ligera y blanca,
que se deshaga en polvos estelares,
que se vista de música y de auroras
estremeciendo las conciencias
huérfanas de palabras.
Deja que truene en furia,
que se desate en cólera estrenada,
que golpee y se encone y se desgarre
en flechazos de luz,
hasta de luz cegar a los que mueren
a sorbos de ceguera de palabras.


LAS ARISTAS DESNUDAS

¡Qé asombro de verdades
cuando vienen de adentro
desnudas las aristas,
desoladas,
vestidas con las lágrimas
que nunca fueron sal!
¡Oh Dios,
cómo cuelgan del hilo y tejen, tejen…!
Zurcidoras de sombras
cuando vienen de frente,
cuando vienen de adentro
las verdades,
y no hay tregua, ni bálsamo,
ni losa que las cubra.


ARQUERO OLVIDO

Estoy al borde del olvido.
Con la espina enconada del recuerdo
doliendo sin dolerme.
Con rugidos domados, con uñas de juguete.

¡Y no enmudece el canto de los ríos
desajustando el tiempo!
¡Y no se me encabritan los silencios
desatando mi voz
y la de todos!
¿Y no cesa esta fuga!

Detenme
que estoy al borde del olvido,
encogida a este miedo:
tenso arquero apuntándome a la frente.


RECRIMINACIÓN

Por las manos del niño,
por el costado abierto del anciano,
por praderas risueñas y horizontes sombríos,
la rosaleda, la cima blanca, el trigo
hasta el abismo inquieto del hombre por su herida.
¡Oh lágrima perdida de quebrados espejos!
¡Oh voz hecha de siglos desgajados al tiempo!

No le vuelvas la espalda,
no le niegues la mano, no muerdas su silencio:
es el dolor del mundo que llora a nuestro lado.


VÍSPERA

Hoy está nevándole al hombre su agonía
y nadie se da cuenta.
Se alimenta la paz
con cápsulas de muerte,
la estupidez con palabras digeridas
y hay niños con el hambre suelta
y hay viejos arañando heridas.

Hoy se abrazan los pueblos
para hacer el zarpazo más rotundo.
Hoy se escucha la risa de las hienas.
Hoy ya no es hoy, es sólo víspera...
Y nadie se da cuenta.


DE TURNO

Caminos silenciados a la espera de siempre.
Carrousel, mascarada, carcajada decrépita
y nombres repetidos
y esqueletos iguales
y manos, dientes, puños,
insaciables pirañas en su festín de turno.
Afilándose uñas y picos van los cuervos
sombreando el aleteo
de las palomas blancas.
Ya no cuentan los ojos del hambre en las ventanas
ni los vientres hinchados.
Ya no cuentan los sueños, ni la novia
ni el rezo... Ya no cuenta la madre.
De golpe le han quitdo a los muertos sus aureolas,
sus hazañas, sus nombres:
hay que hacer tiempo, espacio
para, con sangre inédita, hacer muertos de moda.
Para aupar voces nuevas
que gritarán lo mismo que las otras gritaron.
Hoy es día de júbilo. Hoy se repite el mito
de pueblos liberados.


MILENARIA PREGUNTA

No comprendí el porqué
del niño hambriento,
ni el odio ni las guerras
ni el silencio.
No comprendí lo extraño
de mi rumbo,
y pregunté tu nombre
y el camino más corto
y el más tranquilo de los mares
y la rosa indefensa
y la mano más cálida...
Y pregunté de nuevo,
y de nuevo pregunto.


FOTOGRAFÍA AL PASO

Atado el viento,
de salitre la barca enmudecida,
un quebrarse de asombros el ocaso
...y el mar en vela.
En acecho el zarpazo y en acecho
-afiebrados e insomnes-
los ojos de la noche
desnudándose en sombras
por la playa.


DESDE UNA VENTANA

Hoy me asomo a los grises taciturnos
y una queja me asalta.
Tres gaviotas dibujan mi ventana
y se alejan
ensayando una huida.
Ya no es amigo el mar.
Ya no me llama.
Frío y distante, extrañamente quieto,
hosco y severo ante el ocaso.

Anochece sin prisa. Surcan
las gaviotas siguiendo el rastro
de la noche
que se ha bebido el agua.


FRENTE AL MAR

Me está besando un sol como aquel otro,
un cielo casi igual. La brisa mansa.
El mar risueño
jugando a caracolas escondidas.
Sobre el azul, pintando el horizonte,
una gaviota blanca.
Borda espumas la barca que se aleja
dejando cicatrices momentáneas
y látigos de tiempo en la distancia.
Yo no soy yo. Soy casi otra
hecha de luz y azules.
El salobre
balbuceo del mar sobre la tarde
y en el hondón castigo del recuerdo
la humedad sibarita de una lágrima.


MARINA

Soñoliento el caserío,
la barca y yo casi ausentes,
sobre la arena dormida.
Por las redes marineras
jugaba el sol como juega
un niña a apresar el agua.
Asomando
por un recodo del día
que lentamente se ahogaba,
la iglesita:
-Padre cura,
¡que no se despierte el tiempo!

Y aquella tarde callaron
las campanas.


ANOCHECER

Va cayendo la noche.
Sus manchones de luto van dejando
caprichosos dibujos fantasmal
sobre la fría arena.
Parpadea a lo lejos el amarillo inquieto
de farolas lejanas.
Desde el silencio por el miedo asoma
la luna caprichosa y afilada
que arañando el insomnio va pintando
de blanco la barcaza soñolienta
y la manta del mar
y mi rostro y mis manos...
Algas y caracolas se acarician
en la marina fiesta
de la noche ya blanca.


EL MAR EL VIENTO Y EL PINAR

Vi al viento destrenzarse por los pinos,
salobre la nostalgia, abierta
su voz de sombras.
Hundí mi mano hasta la luna
que era filo de luz sobre la arena.
¡Que blanca soledad!
¡Que voz de tiempo
doliéndome de siempre por los pinos!
¿Qué dijo, qué lloraban
suslágrimas de sal?
Lo supo el mar, la arena y el pinar:
lo supo Dios.

Yo sólo vi pasar al viento desgreñado,
salobre la nostalgia, abierta
su voz de sombras,
su voz desnuda
y extrañamente mía.


LA TORRE

Alla, la torre...
Empinada de tiempo, abierta
a furia de palabras
y a galopar de sueños.
Centinela
de inalcanzables rumbos,
allá, la torre,
afilándose al viento.
¿Cómo alcanzarla, di, si crece
como espiral de angustia,
si avanza más y más:
un horizonte siempre más allá
de todo aliento y toda sombra?

Conozco su lenguaje,
palpo
la ingravidez de su distancia amiga,
vibran
los hilos que nos unen,
vago
por sus espacios,
llevo
la brújula que dio el Señor al ángel.
Sigo
buscándola –o buscándome–
y no acierto.

Allá, la torre
con su llamado altivo.
Agigantada, esquiva, retadora,
difícil, solitaria...
Allá, donde a sonrisas
llegan jugando y sin querer,
los niños.



© 2014 Amelia del Castillo
Diseño de Ernesto Martín