De EL HAMBRE DE LA ESPIGA
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(...) En nuestro asedio ecocrítico, se descubre que Amelia en un acto lúdico con la naturaleza desvela las ansias de andar con y desde la mujer en una excursión mítica y cíclica del lenguaje...

Luis A. Jiménez



ALBORADA

Va por la calle una niña
y delante de sus pasos
los caminos del mundo interminables...
¿Cuándo alcanzará la gran montaña
y cómo la traspondrá, madura?

Carmen Conde

1

¿de qué mano de Dios
de qué alborada
de verdes y de azules
florecida?
¿qué regalo qué asombro
qué promesa
tu Alfa repentina?


2

abre
tu ceñida mirada
riega
tu simiente de paz
dame
tu primera palabra
mensajera
paloma de cristal

la de los pasos blancos
y la sonrisa tibia
la de la voz de pájaro
y palabras
de miel y de rocío

la de caminos de agua
la de los pies
desnudos


3

agua de sol
tu risa derramada
mariposa de luz
pajarera de lirios
musical retorno
de la rosa
¿quién te sembró
de estrellas?
¿quién despertó tu sueño
de caminos?


4

niña
la de los pasos húmedos
de algas y de arenas
hilo de risa blanca
flor silvestre
vuelo y raíz
de siempreverde orilla
beso de clara lluvia
Jardinera


5

la de los besos blancos
y la sonrisa tibia
la de la voz de pájaro
y palabras
de miel y de rocío

la de caminos de agua
la de los pies
desnudos



PRIMAVERA

Un hombre me miraba fijamente al pecho.
Corrí a casa, curiosa,
me desnudé por vez primera ante el espejo.

Carilda Oliver Labra


1

Surcas
como una estrella
que bajara con sed
a beberse la savia
de la aurora

¡Cómo ríe el calor
de la mañana
al entibiar tu cuerpo
estremecido!

La playa
es hoy la niña
y tú
tú eres el sol y el mar
Tú eres la vida


2

Sueñas
con encender la hoguera
que arderá algún día.
Te enredas en la noche
para probar tus alas
Trepas
a jugar con los astros
a acariciar la Luna.

Sabes
que un reguero de amor serás
por la semilla


3

Tienes
el sol volcado en la mirada
La piel de brisas y rocío
de invitación y estrenos
de ternura escondida

Tienen alas tus pies
calor tu risa
arde el viento en tus labios
se alebrestan
tus palomas dormidas

Inquieto amanecer
tu despertar de llama azul
y breve todavía


4

Hay jirones dorados
ardiendo en tus praderas
Estalla el verde
surca un pájaro rojo
canta el nido

En la fiesta sin tiempo
se acurruca
la caricia despierta
y asustada

Eres Alfa encendida
jugando con el agua
el aire
el fuego


5

(Esta inquietud de manantial
de lluvia laberinto sementera
Este calor de nido
este aletear de antojos
por las venas
este afán esta sed
este espejo crecido
y vanidoso

Este yo que se crece
se asombra
se arrepiente)


6

Llevas
el paso firme del ahora
el vientre persignado
de mañanas
y en el gesto el calor
de todo tu pasar
amanecido

Desnuda
tus sueños de corales
arde con las arenas
duerme con la luna y el mar
No recortes tus alas
no detengas tu paso
no quieras encontrarte
con tus huellas

Es hoy y estás de frente
Es hoy... y se hace tarde


7

Desafiarte el reloj
a ti que llevas una lanza
de urgencias desbocadas
A ti que asumes
el cielo en cada vuelta
y en espiral te das
y te desnudas

A ti que vas
con la febril promesa
de los puertos
y el grito vigilante
de los faros
presidiendo los ciclos
de la aurora


8

Lo sabes
Sabes que el día es tuyo
y que no hay voz
ni miedo que lo niegue
Tuyo para surcar por él
con la arrogancia
del que no cuenta pasos
ni minutos
Del que arranca del aire
su latido del que se sabe en pie
del que se empina

Sabes que es tuyo el día: éste
Este que salta y corre
sin miedos y sin bridas


9

Tu pradera de amor tiene una espiga
deslumbrante y vital
espiga hambrienta
iridiscente
caracola de sueños
ruiseñor

Tu costado de luces canta al viento
y el viento tiene prisa
y la prisa es un hoy
a toda vela
y el velero eres tú

Tu costado de soles desvelados
tu espiga hambrienta
tu hoy tu prisa
tu velero...
están segando el trigo
de la orilla más verde
del Señor



ESTÍO

Estoy aquí, tendida como el aire
del ardor veraniego...
Esperando que sueltes en mi tierra
tus cachorros de fuego.

Pura del Prado

1

Por ser hebra de sol tejiéndose
al destino
laberinto de lunas y de auroras
agua dormida
fuente desvelada
ternura de paloma en celo
pitonisa
caracola-reloj
hilandera de soles por el parto
amanecido azul
predestinado cauce
horno y pan

Por ser tierra
y ser agua y ser orilla
tuya es
la rotunda vertical del mediodía
y la sombra que cae de pie
sin titubeos
una las dos y solamente
una


2

Mujer el mar
que canta y se enternece
para besar la almohada
de su orilla

El mar espuma
que se entrega al viento
El que vuelve a la playa cada noche
a dormir con su arena
desvelada

El que se agita y alza
y se rebela
reclamando su nombre de mujer
y su estatura


3

Sabes que es hoy
ahora
en cada vuelta
en cada esquina
En el rotundo soy
y el afilado siempre

En la piedra en los verdes
las urgencias
En la magia de ser
y en el regalo
de darte y repetirte
en la simiente


4

Campanario
tu amor que sabe hablar
con las gaviotas
que juega con la sed
del tiempo
que se cuelga del aire
y lo enfebrece

Tu amor de surco y siega
De flor
de frutos y de aromas
De pájaros y aleros
de lumbre y de rocío
de dádiva y reclamo
de lluvia y de raíz
de nido y vuelo

De río a mar anticipando
entrega


5

Tu costado de luna está manando
sal y miel
Herida abierta
donde el rocío duerme
donde duermen las algas
Donde duermen
nueve ciclos y nueve y otros nueve
desde el día primero y repetido
de tu costado azul
de tu cuenco de vida
de tu dorada entrega
y su semilla

De tu manar sin tregua
de mieles y de sal


6

Hambre
tiene la lluvia y sed la tierra
Se da al viento el árbol-niño
y gime y canta y se enardece
En abrazo de estrellas
se vuelcan los recintos
anegados
se desatan los hilos
se desteje

Hay hogaza de pan
recién cocido


7

(Si llamas a mi puerta
te dejaré pasar sin santo y seña
Me bastará el incendio
de tus ojos
lo ansioso del llamado
y ese temblor de piel a piel
que me transita
Pero no tardes
que soy como el jardín sediento
en el camino exacto
de la hoguera)


8

Tu sangre
es un labrel hambriento
un zumbante abejorro
sin colmena
Tu sangre
es el testigo mudo
que te culpa
te sigue te acosa
te conmina

Lo niegas
y te vuelca su veneno
Lo escondes y te asoma
en cada poro

Tu sangre
es un reptil en llamas
avivando en tu cuerpo
los incendios


9

(Si vas arder pasión
arde conmigo
Quiero probar mis alas
en el fuego
Quiero sentir mis labios
abrasando
las columnas sagradas
de mis templos

Quiero volar ardida
Ser estrella
tenaz que surca el viento
calcinando a su paso
las esferas
Quiero quemar
la espiga de los sueños
y sentir que renazco
en otro cuerpo)


10

(A tu lado pecó
mi desnudez de amor recién nacida
mi retozo de loba desvelada
y para siempre
la hambrienta soledad que me sembraron
en la tierra feroz
de mis esquinas

A tu lado surgí
–Adán prohibido y ofrendado a un tiempo–
y a ti retorno una y mil veces
a germinar tu siembra de azucenas
y a calentar el pan
de cada día

Mientras tiemble tu nombre
en mi garganta
–compañero de culpas
arrojado por mí y en mí del Paraíso–
y te sientan mi piel y mis arterias
mientras me llamen los brazos
de la lumbre
y alerta esté el calor en la ceniza
mientras el mismo barro nos una nos condene
o nos perdone
mientras te llame el hambre de mi herida
y en mí descanse la sed de tus naufragios
mientras enhiesto
tu gladiolo de luz busque mi sombra
mientras yo sea y tú estés
–compañero de vórtice y mareas-
nos atará el milagro repetido
de azuzar la llama
que mos quema)


11

Por ti y en ti
se conquista el mundo
se pierde el Paraíso
se agitan las Galaxias
germina el surco
brota el manantial…
Arden las cenizas

Por ti y en ti
se enciende el Universo.
Se desbordan los ríos
y se desata el mar
y se enternece la febril mirada
de la fiera.
Por ti se reza a Dios.
Por ti se peca


12

Esa mujer que late
con un grito de sueños en las manos
y un aguijón de urgencias
y de vida

Esa mujer que reta al viento
y se yergue
se dobla
se arrodilla
y se abraza a la luz
para seguir latiendo

Esa mujer
que es agua y cuenco
que se viste de lumbre
que nutre la simiente
que enraíza
que es hiedra y pozo y es brocal
y es río

Esa mujer que late... Ésa
que se va desgajando
por el tiempo



OTOÑO

Como este río lento y ciego
que no puede detenerse ni volverse atrás,
ni desatarse de la piedra donde nació.

Dulce María Loynaz


2

Medran
angustias en la noche.

El silencio es un tambor
de miedo
un latido azogado
un aguijón de prisas
hiriéndole los párpados
al sueño.

En la espera sin horas
eres hermana y cómplice
del insomnio febril
de las estrellas.


3

Pasa el viento
afanoso en aullar
por los resquicios
y de ambular insomne
entre tus sábana.

Pasa el viento
mordiendo tus verdades
tus heridas abiertas y las otras
las que cerraron y te están
sangrando.

Pasa el viento
con hambre de tu pan
sediento de tu vino.


4

Se inquieta el horizonte.
Van sacando
las sombras su ropaje de fiesta.
Se desnudan los duendes.
Una espina de acero encona
tu premura.
Crepita la hojarasca.

Y en la tarde incendiada
la noche es una loba que se afila
los dientes.


5

Una loba febril y desvelada
un charco negro
un banquete de brujas
una mano sin dedos ni distancias
un castigo desnudo
un insomnio de miedos
sarna salitre salamandra.

Anochece despacio. Pero viene
ineludiblemente.
Y tú con ella.


6

Deja
que sus ojos te abracen
que su mirada insomne
descubra tus sargazos
y su voz de aquelarre
se confunda
en tus miedos.


7

(Entra
pero no me desnude tu premura
ni quieras indagar dónde se esconde
el pedazo de ayer
que me cobija.

Cuida tus pasos.
Que no me roce esa hilacha de sombra
que te sigue
ni me nombre tu voz
ni me persiga la hambrienta soledad
de tu mirada.

Entra
pero cuida tus ojos.
Te invito a ser el huésped del milagro
de luz que me sostiene).


8

Estás ahí
viendo pasar la vida
sin encontrar tu tiempo tu sitio
tus rincones de paz tu risa
tus incendios.

Sabes que fuiste parte de su cauce
primerísima actriz de sus caprichos.
Que fue tuya o tú de ella.
Que con ella jugasta la partida.
Que pasajera en su tren de pare y siga
–y siga siempre sin regreso–
atrás dejaste anclados
árboles y cielos.

Sabes que estás ahí. De espectadora
Mirándola pasar...
y duele


9

Es inútil.
Ni puedes detener el tiempo
ni puede el miedo retrasar
su fuga.

Acéptalo con tu mejor sonrisa.
La que duele en los dientes.
La que nos arde en la mirada
y nos hiere por dentro.

Afírmáte. Empínate.
Toma tu cruz de flores y raíces
para encarar el vendaval
que asoma.


10

No es río que corre
ni huracán eso que gime y ruge
ni afuera se desgarran
el trueno y el relámpago.

Es el tren que se aleja
a tus espaldas
con su grito de perra en agonía.
El que pasa a deshora
llevándose tus huellas tu equipaje
tus zapatos inquietos
tu sonrisa.
El que sabe tu nombre
el que atraviesa
tu mapa circular.

El que pasa. El que vuelve.
El que se aleja
dejándote las culpas
los recuerdos y el pedazo de espejo
que se afila.


11

(No te vayas, amor
que estoy aquí. Que soy aquella
que durmió en tu piel.
La que incendió tus prados.
La que soy. La que espera
avivando la lámpara prendida.
La marcada con fuego.
La que sabe
calmar tormentas y humedecer
desvelos todavía)



INVIERNO

Estas fueron mis puertas.
Detrás de cada una he visto levantarse una vez más
un misma señal que por cielos y cielos repitieron
los años en mi sangre.

Olga Orozco

1

La noche
es una culpa que solloza,
un azul enconado,
un reguero de lumbres y cenizas,
un delantal de luto,
un miedo en cada esquina
de la sombra
una ventana ciega.

La noche
es una gota repetida:
una gota salda que no cesa.


2

Llegas desnuda.
Con el vientre surcado de caminos
y de nombres.
Vacía y como el tedio, sola.
Vienes de ti y sin ti.
Abrazada a lo inútil
de tu palabra en fuga.

¿En qué pozo,
en qué fuente sin voz se te extravió la risa?
¿Qué alucinado mar
apagó tus escamas encendidas?
¿Qué sombrío torrente enmascaró su canto
para robar tus huellas
y tu asombro?


3

Desarropado tu hálito vital
¿quién te acoge, quién acaricia
tu desnudez de piedra?

Levántate.
Hay que buscarle abrigo
a la intemperie,
un hueco al desamparo, un plato
al hambre.
Hay que buscarle sitio a la resaca,
a los huesos, los fósiles,
las algas.

Levántate.
Hay que inventar un puerto,
un pedazo de azul
para el naufragio.


4

Aprendiste
como se muere un hombre
de tristeza,
un ciervo en fuga siempre
y siempre blanco del disparo,
una paloma con nieve entre las alas,
un pez sediento, una raíz,
un árbol viejo,
un surco endurecido,
una flor desgajada,
una caricia,
un amor sin renuevo.

Quizás,
con suerte, aprendas algún día
cómo se muere el tedio.
Un tedio en pie, sin ladrido
ni voz para el reclamo.


5

(Quizás
si borrara las huellas
del fuego que retuerce la memoria.
Si al doblar de una esquina
me acogieran
mi risa, mis sueños, mis fuentes,
mis nidos, mis praderas.
Si apresaran mis manos el calor
de otras manos
y mi garganta el nombre de todos
los que fueron.

Si me inventara mapas
y desbrozara trillos...)


6

Escanciado el vino, la fruta repartida
y en tu plato hormigas
y migajas
del hambre de otras bocas.

Nada es igual, nada distinto.
Un bostezo de fiera por las horas,
un mendigar inútil la vigilia,
tejer y destejer,
andar y desandar por lo perdido.
Todo como un acto que sin final,
termina.

Hay que buscar el ciclo
de otra esfera:
tu tiempo no es un tiempo de relojes
ni son tus manos aliadas
de la ausencia.


7

Tiene mustia la cara, desamparo,
inútiles las manos, la voz dormida
desierta la mirada
cansado el vuelo.

El corazón tan grande... Tanto
que va buscando cauce por el viento
como si en cada orilla del espacio
quisiera desbordarse
o detenerse.

Tiene los pies sangrantes
obstinados relojes por la frente,
caminos de regreso,
frío.

Tiene de sal el nombre
y en los ojos
ceniza de cristales, de escamas
y de arenas.


8

(No pregunté su nombre.
Estaba en la sangre febril
de los espejos,
los ojos de la noche,
las esquirlas de luna,
y el viento gris que deambulaba
desmelenando sueños
y fracasos.

Pasó de largo, con el hambre suelta
y espadas herrumbrosas en las manos.
No dijo adiós ni prometió regreso.

Si vuelve
quizas pueda enfrentarla
con un Dios compasivo
por aliado)


9

Te llamasta a gritos y contestó
tu sombra.Como si el corazón del tiempo
se rindiera:
tregua para el cansancio
o para el ámbito sin ecos.

A gritos se extravió tu huella
sin comprender que el muro del silencio
se alimenta de voces
y que en las noches blancas las estrellas mueren
con los brazos abiertos.

Clamaste por tu nombre hasta sentirlo extraño.
Hasta saberlo roto.
Hasta saberlo mudo entre las ruinas
del pájaro voraz de la memoria.


10

Añorarás el sol.
Recordarás palomas y jardines
sin encontrar ni voz, ni aleros
ni horizontes.

Cada hilacha de luz será gemela
de una sombra en acecho
o de otra que pasa.
La lluvia que jugaba con tus manos
enturbiará su tedio en los rincones
dibujando fantasmas
sin regreso.

Reclamarás tu savia y tus raíces,
perseguirás tus huellas y tus alas
para un adiós sin luz
por las cenizas.

Para el adiós sin prisa y sin cansancio
del que se queda atrás.
Atrás y solo. Solo y en pie.
En pie y de espaldas en un muelle
ajeno.


11

Te han vestido de piedra
y sin saberlo
te han vaciado de amor y de sonrisa.
Va el recuerdo siguiéndote
con prisa
sin que pueda tu grito detenerlo.
Te han vestido de sal
y va a deshora
tu planta sin reloj por el camino.
Se te enredan las hebras
del destino
y en cada vuelta tu raíz aflora
lastimando tu huella
anochecida,
tus cristales ariscos y el desvelo
de saberte de espaldas
a la vida.

Mujer,
te crecerán las alas y en el cielo
dejarás la premura suspendida,
perfumada la cruz
y blanco el vuelo.



© 2016 Amelia del Castillo
Diseño de Ernesto Martín